Pánico Escénico
La mayoría de las personas tiene algún miedo o, incluso, puede ser algún pánico: a las arañas, a morir, a la soledad, a no tener plata, a envejecer, etc, y uno muy común es el miedo a hablar frente a un público, el pánico escénico.
Sean diez o cien personas el miedo es el mismo y el resultado también: temblar, sudar, tartamudear, quedarse en blanco… que termina con la impotencia final de no poder controlarnos a nosotros mismos y que no dijimos/hicimos lo que queríamos decir/hacer.
Lo anterior se puede agudizar si:
1.- El tema lo manejamos poco. 2.- Ocurre algo inesperado en la mitad de nuestra presentación. 3.- Nos estamos jugando algo muy importante con nuestra charla/clase. 4.- Experiencias previas que hayan sido negativas. 5.- La falta de práctica e inexperiencia que se tenga presentando.
No existen remedios ni polvos de hadas para mejorar este miedo, pero sí se puede trabajar esta ansiedad previamente con técnicas para “antes, durante y después”.
Algunos tips para disminuir la posibilidad de que el pánico escénico nos paralice:
1. Aplicar ejercicios de respiración antes y durante: inhala por la nariz procurando “inflar el estómago”, no es posible inflar el estómago, se levanta el diafragma con esta respiración profunda, pero es una forma gráfica de describirlo. Bota el aire al hablar. 2. Planificar con tiempo la presentación y siempre elaborar un mensaje transversal que de todas formas debemos dejar muy muy claro (aunque cualquier otra cosa se nos olvide). 3. Considerar el tipo de audiencia (joven, adulta, formal, informal, numerosa, activa, analítica, etc) y adecuar el estilo de presentación, lenguaje, vestimenta y apoyos audiovisuales según sus características. 4. Estructurar bien el discurso para no irnos por las ramas. 5. Anticipar las posibles preguntas que nos puedan realizar, y preparar sus respuestas. 6. Practicar la presentación al menos 3 veces, como dice el dicho, “la práctica hace al maestro”, podemos agregar en nuestra práctica el imaginar cada detalle y visualizar que nos va muy bien, que el público nos aplaude. 7. En lo posible, ir a ver el lugar con anterioridad y “adueñarse ficticiamente” del espacio caminando por la sala o el escenario. 8. Siempre llegar antes de la actividad y revisar que los equipos audiovisuales funcionen: si vamos a proyectar, probar que se vea hasta el último asiento y probar el sonido en caso que vayamos a mostrar un video o poner música. 9. Al finalizar, hacer un análisis honesto sobre qué hicimos bien y qué podemos hacer mejor. 10. Entender que los errores son parte de la vida, y que hasta el minuto, nadie ha muerto por hacer el ridículo en una presentación y que siempre siempre, se puede mejorar.
Ah, y obvio que en nuestros talleres de Presentaciones Efectivas y Formación de Formadores tenemos un módulo de Manejo de Ansiedad en presentaciones ;)